Temporada 73

Temporada 73

 Empezamos el veintidós de Abril en Navalmoral de la Mata. Toreé dos tardes  en Vista Alegre, una con Ortega Cano, y la segunda con el Carpeño. Más tarde siguieron Becier en Francia, Talavera, Logroño, Baracaldo, Santander,  Benidorm,  Zaragoza, y  Barcelona.
El siete de Julio en las Arenas corté una oreja.  A sangre y fuego en una larga cambiada, el novillo vino cruzado y me llevó por delante pegándome un buen trompazo. Después al entrar a matar me metió el pitón, fue  poco,solo un puntazo.
Tenía en mi haber unos cuantos  cortes y varetazos, y  dos puntazos.
Ya en Madrid iba alternando el espectáculo del platanito con algún capeo de director de lidia por la provincia, pueblos que no fueran de tragedia, porque yo lo pasaba  francamente mal. Los firmaba por el dinero que me daban no porque pensase que profesionalmente me fueran útiles para el concepto que yo quería para mi profesión.
En una ocasión Gabriel García con el que tenía relación por las fiestas camperas  que toreé en su casa,  y que el cuñado  fue el que organizaba lo de mi primera vez que toreé vestido de torero en Chinchón .                                                                                                                                                       
Me dieron dos días en  el pueblo de Loeches , un pueblo que echaban toros , pero no había encierros y el me prometió que los toros que llevaban eran de primera ,con el caramelo que los toros eran buenos, el ganadero o el ayuntamiento pagaban menos, Tenía que banderillearlos y matarlos a estoque, cuando los mozos se cansaran o no se atrevieran, el primer día así fue, echaron cuatro utreros , de una ganadería que había comprado a un ganadero de salamanca. Yo contento  porque el primer día todo fue bien, disfrutamos una barbaridad a pesar de que la plaza no tenía tercios, pequeña, echa muy rudimentaria con los carros y remolque de los agricultores locales y con mucha arena, los mozos nos dejaron torear y disfrutar de la bravura de estos animales.A la hora de cobrar, se empeñaban en pagar los dos días juntos , pero mi compañero que teníamos experiencia que yo en los capeos, me comento que no, decía:                                 ¡ aceituna comida grueso tirado ¡
Porque decía que en estos pueblos al final de las fiestas desaparece todo el mundo y para cobrar era un triunfo , porque entre ellos acordaban que unos pagaran unas direcciones y otras otros, y para encontrarlos era una odisea, unos estaban con las carnes y otros perdidos  en los bares , después de mucho negociar pudimos sacarles la mitad de lo acordado, fue el ganadero el que se echó para adelante y nos pago su parte.  
 Por la noche los bares estaban repletos, y los mozos nos invitaban a sus peñas , para comer y beber , hicimos noche en un almacén a la entrada del pueblo, era una cooperativa agrícola, llena de utensilios de labranza, mi compañero que tenía coche fue a chupar gasolina para su vehículo, y después al baile del pueblo, a ligarse alguna moza, no siempre había suerte pero intentar se intentaba, los julas cuando nos veían nos daban unas palmadas de saludo, con esas manos curtidas por el duro trabajo del campo que nos jodían la espalda , y más beber .     
Al día siguiente los toros eran de distinta ganadería mas ásperos y difíciles, los catetos estaban calentitos y valientes por la noche anterior de beber y de estar toda la noche de fiesta.                         
Recuerdo que al salir de un par de banderillas, el toro me hizo hilo y tuve que subirme en un remolque apoyándome en una muchacha que estaba con su abuela, mientras el toro pegaba cornadas debajo de mis pies la abuela con las agujas de coser me pinchaba para que me separara de la nieta, mientras tanto yo tenía al toro debajo de mí  y no podía separarme hasta que me lo quitaron.                                                            A otro aficionado estando delante del toro un ”julai” le tiro un petardo a los pies y entre el susto que se llevo, el toro le pego una arrancada y le prendió por la barriga y le metió el pitón en el estómago, le hizo un boquete como el culo de una coca cola , se le veía las tripas que le sobresalían, era impresionante, pero gracias a dios no fue nada porque las tripas no las toco.
Finalizada la capea ocurrió lo que nos imaginábamos, tuvimos que esperar y buscar a los de la comisión de fiestas para poder cobrar.
En este ambiente tan particular caían de vez en cuando unos satélites que no eran toreros, pero se arrimaban a nosotros por curiosidad o buscando algún interés.
En una ocasión vino un “mongui” que tenía coche , le alenté que me llevara a un pueblo de Salamanca donde iban a echar unos erales,  cuando  llegamos al pueblo ya estaban allí “ el Maleta”, “el Melonero” y “Manolo Pardo”  y toreamos los novillos
                                                         
                                    SAN FELICES LOS GALLEGOS ( SALAMANCA)

 Yo le decía al satélite este ,venga pégale una tanda al novillo, éste chaval se agarraba a las tablas como un naufrago en medio del mar, le miraba la cara y se le cambiaba los colores, y los ojos se le salían de las órbitas,los sudores le corrían por la cara como si estuviera diluviando pero hacía una temperatura muy buena,  los mozos se acercaban y me preguntaban: -y éste, no sale?y yo aguantándome la risa le decía al otro al otro,                                                                                                  
de vuelta me dejo en el punto de salida del autobús del platanito donde tenía que actuar. Pero me dejé una espada en su coche, y días después tuve que andar buscándole por donde él vivía Moratalad, Madrid. Como si yo fuera un espía de la C.I.A..
 Yo creo que pasó tanto canguelo, que no se le volvió a ver el pelo por ningún sitio que oliera a toro.

Manolo Quintanilla estaba ilusionado con Ortega Cano, yo estaba preparado para otras guerras más fuertes, pero era mejor que estar parado.    
Hice muy buena amistad con  José Ortega, toreamos bastantes becerradas juntos,
nos vestían de toro y embestíamos a Blas en la parte cómica.
En una ocasión, toreando en Francia nos echaron novillos de la Camarga, unos novillos delgados pero con unos pitones astifinos hasta decir basta. Nos rompieron todos los capotes y muletas, y nos tiramos cosiendo trastos hasta la siguiente actuación.                 
Con el grupo iba un enano muy putero al que teníamos que ir a buscar a los barrios de putas en muchas ciudades, tras concluir la actuación.
La verdad es que el ir preguntando por un enano en todos los “puticlubs” era un verdadero espectáculo.  
En NIMES viví con Ortega Cano una experiencia que guardo con entrañable cariño por lo que me impresionó, fue la de contemplar ese coliseo romano lleno hastala bandera cantando el “Viva España”,
que en esos momentos había popularizado una cantante francesa. Me imagino que será lo mismo que sienten los campeones olímpicos al escuchar el himno de ESPAÑA en el extranjero. 
      
Manolo Quintanilla me había prometido que cada dos que toreara ORTEGA, yo torearía una. Como no fue así y los meses fuertes empezaban, les dejé.

CONTRERAS, uno que montaba toros por Extremadura me puso en varios sitios y me trató siempre muy bien, aun siendo un poco chapuzas. 
Recuerdo una vez que exigiéndole un sobrero que no llevaba, metió en el cajón a un amigo y le dijo que cuando oyese que querían ver al sobrero pegara patadas al cajón e hiciera el mayor ruido posible. Mientras Contreras decía que el toro estaba muy excitado y que era mejor no molestarle.
Todo iba bien hasta que una de las autoridades levantó la trampilla con curiosidad, justo en el momento en el que el “supuesto toro” pegaba una patada, con tal mala suerte que una de las zapatillas con un montón de mierda salió disparada, yendo a parar a la curiosa autoridad.

Pero eso no fue lo más sonado de este empresario. En otra ocasión que andaba mal de dinero atracó un banco con  un compañero llevando escopetas recortadas y medias en la cabeza, en un pueblo donde había dado toros por el verano, llamando por su nombre a la cajera.                                                                                   
En el trajín del asalto, el compañero le dijo: “ CONTRERITA,  la calderilla también”.
Se fugaron con el botín en un coche verde,  y como a unos doce kilómetros, debajo de un puente se pusieron a repartírselo. 
Cuando la guardia civil fue al banco le contaron lo sucedido y se dieron cuenta de que un coche de las mismas características estaba parado en la carretera cerca del puente. 
Les pillaron, y dejó de dar toros “Cuatro  años, cinco meses, y seis días”

Los ayuntamientos empezaban a los empresarios a llevar plazas portátiles y irse olvidado de carros y talanqueras .Había dos hermanos,los gemelos,  que montaron una plaza con tablas de las cajas de los pescados del Mercado de Legazpi.
Se tiraron todo el invierno recopilando los tablones para adaptarlos a la estructura de una plaza portátil que habían comprado.Cuando entrabas en la Plaza el olor te echaba para atrás,aunque eso no fue lo peor.     Las tablas estaban podridas al haber permanecido al sol, y  con mucha humedad.    
en una ocasión se les cayó medio tendido.Al levantar el acta, la guardia civil comprendió porque olía tanto a pescado.
Sin llegar a ser lo habitual hubo de todo.
Empresarios de “irse sin pagar”, de montar la plaza con los carteles y los toreros preparados, y no aparecer los toros por falta de dinero…
Se acercaban los días claves de la temporada.
En Agosto,  la calle Núñez de Arce y la Plaza de Santana se convertían en un hervidero de taurinos en busca de toros para esos meses. Los bares estaban llenos, en las calles se cerraban fechas, condiciones, se firmaban los contratos encima de los capós de los coches, los banderilleros se desplazaban desde andalucia para torear, los empresarios de provincias se acercaban para regularizar los permisos, los ayuntamientos buscaban toreros para sus fiestas patronales… En Madrid, se cocía todo.
Un día en el centro conocí a MONTESINOS, un empresario que venía del norte a contratar toreros, y que me ofreció dos novilladas. Daba poco dinero, pero como yo banderilleaba podía arreglar los gastos con los banderilleros. Me puse de acuerdo con el otro novillero que contrató y llevamos a Molinero,  el banderillero de Cuenca que no era problemático a la hora de cobrar y que ponía coche, un “Dos Caballos” viejo y destartalado,  pero que nos llevaba y traía.
La primera fue en AMORRIO el quince de agosto, un día muy señalado en el norte. Faltarían toreros y saldríamos desahogados de dinero, pero me tuve que banderillear los seis novillos.
Toreé con Jesús Estrada  y Juan Antonio Pedraza, quien venía de Salamanca en las mismas condiciones.  Dos días después fuimos a LLodio en Guipúzcoa, donde toreamos con Faustino Barragán   Gitanillo Rubio que venía de torear en otros sitios. Por la mañana a la hora del sorteo echaron una vaca a la plaza, y Paco Domínguez que venía de subalterno con el gitano salió a torearla, con tan mala suerte, que le volteó rompiéndole los pantalones y quedó tumbado sobre el ruedo con todos los dineros esparcidos.   Domínguez  estiraba las manos para coger los sueldos ganados en los anteriores festejos mientras la vaca no se separaba ni de Domínguez  ni del dinero, y todos nosotros nos partíamos de risa ante la situación.
                                                        
Supe que en los tendidos estaba Don Luis de Lezama,  un sacerdote que había apoderado a El Bormujano, y que mientras el ejercía en Chinchón. Había ayudado a todos los aficionados, ganándose el nombre de “El cura de los maletillas” .porque en el pueblo de chinchón donde ejercía de cura y enseñaba a los maletillas a leer y escribir y les enseñaba un oficio además de quitarles mucha hambre.   
Le brindé un novillo y metió una tarjeta en la montera para que me pusiera en contacto con él cuando terminara la temporada. 
Estuve bastante bien, pero el novillo que le brindé  me pegó una cornada. A pesar de ello y con el muslo abierto maté mis novillos. Me curaron y advirtieron que con la anestesia no debía comer hasta llegar a Madrid. Cogimos montante en la furgoneta del banderillero y nos pusimos de viaje, de regreso a MADRID.
Los alambres del asiento se me clavaban en la espalda y notaba como la anestesia iba perdiendo efecto.  
A medio camino me encontraba fatal y con mucha hambre.
Ese día televisaban una corrida importante  se televisaba para todo el mundo, en la que toreaban El Cordobés, El Viti y José Fuentes.
 Paramos en un bar de carretera que estaba en lo alto del Puerto de Orduña, y viendo la corrida me comí dos filetes de ternera y dos huevos fritos con pimientos mientras mis compañeros me recordaban los consejos de los médicos.  
Yo les decía que prefería morir con la tripa llena, y después de la gran comilona se acabaron todos mis males. Como nunca tuve  problemas para dormir en los coches me quedé dormido hasta Madrid, allí mi padre me llevo al Sanatorio de Los Toreros,  donde exploraron la cornada y me dejaron en  la habitación de Luis Miguel Dominguín, (todas las habitaciones tenían nombres de figuras del toreo).                                                                                                     







Foto con ELADIO PERALBO.
De quien saltó la falsa noticia había fallecido
a consecuencia de una cornada en Francia.

El estar en el sanatorio era no salir del ambiente taurino.
De bedeles, trabajaba Botito, Manuel Ramón,y Pedro Santiponce, que entonces era un Becerrista era ayudante
de cocina, hasta las enfermeras,o eran esposas de toreros,
¡todo imprimía carácter taurino!.


Después vendrían las curas.
En cualquier sala de hospital, están todos serios con caras de circunstancias y hablando bajito esperando su turno.                                                                                                                                                       

 Aquí era todo lo contrario ya que no estábamos enfermos cada vez que llegaba uno venga abrazos y risas, a contar donde fue y por que, el cirujano Don Máximo García de la Torre, era para los toreros más que un padre, nos lo permitía todo. También se acercaban compañeros para ver los que estaban heridos y contar algún chiste,o maldad de otros compañeros. Botito y Manuel intentaban guardar las composturas pero les era sumo difícil entrando ellos al final también en los chismorreo                                                                                                                                                                                                                                  
Ocho días después tenía una novillada en Matalpino de la Sierra, y al día siguiente un festival en el mismo  pueblo.Como me pagaban muy bien fui a torear con “los puntos” La novillada eran dos novillos para mí solo,en el Festival toreaban  Inclusero y Juan Castejón, que era el hijo del Alcalde y había estado llamándome al sanatorio a todas horas para ver si podía coger mi sustitución. Terminé cabreándome con él, tenía muy claro que iría a ese festival aunque fuese con la pierna a rastras. 

En ese pueblo vivía Sanguino, un escultor muy taurino que llevó invitada a Lucero Tena, una bailarina muy famosa a  la que brindé un novillo y me dejó un buen regalo.

Salió todo muy bien, y tras la merienda a la que nos invitaron terminé haciéndome amigo de Juan Castejón,
La situación en la que muchos de nosotros nos encontrábamos nos obligaba a ganarnos la vida como podíamos, y en bastantes ocasiones solíamos hacer de extra en películas.
Una semana en la que trabajé de extra nos llevaron a La Granja para hacer de soldados rusos.
En la estación de Atocha rodaron distintas tomas, una de ellas montados en un tren en la que hacíamos de heridos regresando del campo de batalla.
Me salió una dirección de lidia en un pueblo cerca de MADRID, y ni corto ni perezoso, vestido de ruso me escapé del rodaje, fui a casa de una prima que vivía cerca,  de la estación y me cambié de ropa y partí hacia el pueblo donde  hice mi dirección, cobré, y regresé por la noche para volver a vestirme de ruso e incorporarme al rodaje.
Trabajé como extra en muchas películas.
Esta que comento era con Richard 

Chamberlain, también en “Experiencias prematrimoniales” con Orrnella Muti, me hubiera haber protagonizado alguna escena de sexo con ella, pero la vi de lejos dos minutos y en varias españolas como “Roque tercero”.
Terminé el año habiendo toreado unos veinticuatro festejos, y con un montón de teléfonos de amigas, dispuestas a pagar el tributo de tener un amigo torero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario